jueves, octubre 13, 2005

Rastros

SI YO PUDIERA, te arrancaría los dedos de los pies, y con ellos adornaría el espejo del pasillo. Si pudiera, con una cucharita extraería tu ombligo para usarlo de cenicero. También jalaría tu cabello hasta arrancarlo de raíz, y así ponerlo de telón en mi cuarto (que no tiene puerta). Ahora que lo pienso, te sacaría las uñas de las manos, esas las quiero para usarlas de palillos y limpiarme los dientes después de comer; tu nariz me gusta para tope de la puerta.

Si pudiera, tomaría la piel de tu espalda para hacer un tapete del baño; y la de tus piernas para cortinas de la sala. Y es que si yo pudiera, tus orejas serían separadores de libros, y los huesos de tus rodillas adornos del comedor; definitivamente tomaría unas pinzas, y sacaría vello por vello de tus brazos, eso nada más porque sí.

Porque lo que todavía no entiendes es que no te puedes ir. En primer lugar porque te quiero, en segundo porque no quieres. Nuestra historia casi siempre ha sido lucha, el uno contra el otro, a ver quién puede más, a ver quién es mejor…

El verdadero nudo de tu problema conmigo es que todavía no te las terminas de cobrar. E incluso podría partir mi cuerpo en cuatro, o voltear mis dedos al revés, si tuviera caso. PERO NO.

Y lo que más me impresiona es que no importa cuánto me odies, o cuánto te hiera, ni siquiera que de repente nos llevemos bien. Lo realmente relevante (y eso te lo dije una vez) es que tú y yo de últimas en últimas nos vamos a llevar toda la vida. Porque cada vez es adiós, porque cada vez es dejar el alma en el suelo, en una silla, en la pared, y cada vez juramos que se acabó, “la última y nos vamos”, y de repente estamos de vuelta en el único lugar en el que siempre nos entendimos.
Porque frente a los demás nos valemos madre, porque para los otros a mí me importa poco que no duermas solo, y a ti te da lo mismo que yo quiera a alguien más; porque cuando están los otros nos caemos mal, y ahí realmente nos odiamos, y ahí nos reclamamos lo que se nos olvida a mitad de madrugada.

Y entre tanta complicación, sólo una cosa está muy clara, tú y yo no somos amigos, no vamos a serlo. Podemos someternos, humillarnos, podemos pasarnos la vida llevando un marcador, y cobrándonos la pasada, pero amigos... eso no, y es que al menos eso nos queda.

Tenemos un problema, y serio. Porque fui una parte importante de tu vida, y viceversa. Porque es muy triste que realmente nos quisimos. Porque sabes que mis piernas son tan largas como tus ganas de querer. Porque sé que al último cielo se llega siguiendo tu columna, y chupándote los huesos. De eso se trata a final de cuentas, y a final de cuentas eternamente nos hemos de entender entre gemidos. Hasta para eso estamos mal.
Long long time ago

5 comentarios:

andro dijo...

Suena familiar. Creo que el problema surge del hecho de que el único lugar donde hay entendimiento sea precisamante ESE lugar. Un abrazo.

Anónimo dijo...

Hay que ver cómo ha cambiado La Maga que perdió Oliveira en Paris.

LaMaga dijo...

Esto tiene dos años que lo escribí, m' lo encontré y lo puse xq'... no sé, supongo q' no tenía nada más que decir ese día. Besitos.

verdad q' sí jinete? yo m' negaba a aceptarlo, pero bueno, tbn. m' negué a aceptar tantas otras cosas en alguna época.

ay LaMaga... l' q' yo soy sí dista mucho... algún día explicaré xq' "LaMaga" (además d' l' obvia razón d' ser una de las trumadas con Rayuela)

Ese Oliveira... dónde andará?

Anónimo dijo...

me suena familiar... =( muy triste mi vida en una hoja de su blog =(, gracias por dejarme la oportunidad de leer esas pequeñas lineas =)

LaMaga dijo...

=´)